Hoy compartimos con vosotros una actividad muy especial, y a su vez desconocida para la mayoría de turistas que nos visitan. Se trata de la visita al Cabo Vidio y a la Iglesiona.
El Cabo Vidio se adentra varios kilómetros mar adentro, y cuenta con una elevación de unos 80 metros sobre el nivel del mar. Su costado Oeste desciende paulatinamente hacia el mar, mientras que su costado Este presenta una verticalidad perfecta, con una impresionante caída en línea recta hacia el mar. El faro situado en su parte superior se puede rodear a pie, en un recorrido corto pero no apto para personas con vértigo, puesto que el camino discurre al borde de los abruptos y verticales acantilados.
Las vistas desde el faro son de ensueño, pudiéndose divisar otros importantes cabos como Peñas, Busto, o incluso Estaca de Bares en días claros.
El Cabo Vidio esconde una joya oculta, desconocida para la mayoría de sus visitantes. Situada justo bajo el faro, se encuentra la Iglesiona, una amplia cueva formada por una enorme bóveda natural perfecta, cuya altura ronda los 60 metros. Es lo más parecido que os podréis imaginar a un lugar de culto al mar y a la naturaleza. Este mágico enclave sólo es accesible durante la bajamar en mareas con un coeficiente alto o muy alto. El resto del tiempo, la cueva se inunda con la crecida de la marea.
El acceso se realiza a pie y descendiendo por el costado oeste del cabo, por una senda que comienza a 10 metros siguiendo el cartel "Ruta acantilados de Vidio". Como podréis apreciar en el vídeo, la actividad no es recomendable para todas las edades. Hay que tener un buen estado físico para acometer la ruta, corta pero con mucha pendiente. En el último tramo, además, hay una cuerda que es necesario destrepar y trepar para volver a subir. También recomendamos llevar un calzado adecuado, con suela taqueada para evitar caídas.
Os dejamos con el vídeo de la actividad. ¡Esperamos que os guste y que os animéis a descubrir este mágico rincón del Occidente asturiano!
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